Vida y literatura: mundos de autoficción




"El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que en verdad siente"
(Fernando Pessoa)


La autoficción es un término creado por el novelista francés Serge Doubrovsky en 1977. Él sugería que, muchas veces, “el autor se convierte a sí mismo en sujeto y objeto de su relato”; es decir, el autor tergiversa su propia realidad, renuncia a una vida monótona colocándose una máscara de palabras y se convierte en otro para hacer posible su literatura. Vivir de la autoficción consiste en la autocreación constante de nuestros días, porque quién no ha narrado alguna vez hechos inventados, la verdad es que uno arregla su pasado y en gran medida se lo inventa, nuestra identidad es producto de nuestro imaginario, de nuestras experiencias, de nuestras lecturas.

Es así como el acto creador, a partir del lenguaje, se vale de la autoficción para hacernos salir de nosotros mismos y buscarnos otros rostros, pero no sólo el autor se autoinventa sino que el lector también lo hace. En este sentido, la vida es una impostura que la literatura sabe representar  y viceversa porque ella es más que un entretenimiento, más que un ejercicio intelectual, es una necesidad imprescindible para que la cotidianidad no arrope nuestra imaginación. Quién lee literatura es capaz de no conformarse solo con lo que los ojos miran pues, la palabra y el pensamiento pertenecen al universo que se expande dentro del libro. En palabras de Marcel Proust, “la verdadera vida, la vida por fin esclarecida y descubierta, la única vida por lo tanto plenamente vivida, es la literatura” ¿Qué es lo real, después de todo?


* Imagen: Autor/es: Maurits Cornelis Escher

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