No hay ciudad sin poesía, sin las
calles que recuerdan un rostro, una palabra, un silencio o la levedad de las hojas
entre el viento. La ciudad, esta que habito, habla de pasos sobre nubes, de
lluvias sobre lluvias que evocan canciones. ¿La oyen? ¡Grita! grita un
nombre.
De esta ciudad sólo se desborda
poesía, las noches le cuelgan como perfumes y, a veces, se viste de ausencia, de
sabia ausencia… o de tardes de “no te olvido”… o de mañanas de “aquí te quedas”.
Esta ciudad, dolorosa, bella… sólo
respira poesía, si vieran lo que yo veo me entenderían. No miro personas, sino
colores. No observo edificios, sino un par de ojos que irrumpen en el vacío. No
veo insomnios, sino notas musicales que se multiplican a lo lejos, a lo lejos.
Esta ciudad no volverá a ser la
misma, no es ya sólo ríos.
Es aquello que fuimos una
primavera.
2 comentarios:
Definitivamente una ciudad que deja huella, en las personas que la habitan.
Una ciudad que deja huella, en las personas que la habitan.
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